Los carlinos son unos perritos que los humanos hemos diseñado mediante cruces genéticos para que fueran lo más monos posibles. Lo que no tuvimos en cuenta es que, haciéndolos adorables, los convertimos también en unos desastres anatómicos. Su tracto digestivo es un asco, sufren enfermedades de todo tipo y ni siquiera pueden respirar a gusto. Así que los perritos están hartos, y quieren vengarse de nosotros destruyendo nuestra amistad. ¿Cómo? Creando situaciones tan comprometidas como divertidas.
Cada turno, un jugador tendrá que enfrentarse a un carlino y contestar a su pregunta sobre los demás jugadores, como por ejemplo: “¿Quién crees que tiene menos futuro laboral?” Para ello, nominará a dos personas y, entre todos, se votará quién se acerca más a la descripción de la carta. El jugador con más votos se convierte en el ganador de la ronda y se llevará los puntos negativos de la carta, ¡enhorabuena!
Y hay una vuelta de tuerca: son los propios jugadores los que deciden qué carlino se va a jugar cada turno. Si quieres ganar, intenta que salgan elegidos los carlinos que te hagan ser nominado lo menos posible.
¡O a lo mejor te dan igual los puntos!
Lo realmente importante aquí es reírse de los demás jugadores, de ti mismo y, sobre todo, sobrevivir juntos al embate de los carlinos cabrones.
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